Al iniciar con tu emprendimiento hay muchas ganas de dar más del 100% del esfuerzo, pero esto puede ir disminuyendo con el tiempo al no ver resultados, y es entendible, pero debemos recordar que es un camino que conlleva varios pasos y esto toma su tiempo. Claro que se pueden ver ganancias en menos de lo esperado, sin embargo, no es de siempre, puede variar dependiendo de la época, del interés de la audiencia, de las tendencias, entre otras.
Iniciar desde cero y llegar a tener una estabilidad laboral es un camino largo y complicado.
No siempre los emprendedores tienen apoyo económico, la mayoría de veces invierten sus ahorros para iniciar con su propio negocio y esto puede salir bien o mal, adicional del esfuerzo extra que deben hacer comparado con el de un empleado.
Al emprender no solo te preocupa la parte económica, la parte emocional también se ve afectada ya que debes aprender a manejar tu tiempo, eres la o el encargado de facturación, despacho, inventario y más.
La empresa que estás creando depende únicamente de ti y esto puede generar un trabajo bajo presión, sacrificar algunos “días libres”, no tener horario, los compromisos externos quedan en un segundo plano. La rutina y las costumbres tienen un cambio y tus metas empiezan a ser el número 1 en tus prioridades.
Por ello antes de iniciar debes saber que esto no es una línea fija, es una montaña rusa de sentimientos, emociones, situaciones y decisiones que te enseñan y preparan hasta llegar a una estabilidad deseada. Puede suceder que quieras vencerte en algún momento, dejar tu emprendimiento y volver aplicar a ser empleado, pero recuerda el por qué decidiste emprender.
Al no ver resultados vas a sentir que tu esfuerzo no es el suficiente para que funcione como sueñas que sea tu empresa, este efecto es conocido como el síndrome del impostor, en este caso lo que debes hacer es no dejarte llevar por esos malos pensamientos, aprende a manejar la ansiedad y el estrés. Recuerda el día que iniciaste y cómo hasta ahora has avanzado, aunque sea poco hay un avance.
Las preocupaciones también están presentes al comenzar, llegan los compromisos económicos que debes cumplir, el inventario se puede acabar y el tiempo de espera para que lleguen los productos de nuevo es variable. Para evitar eso debes aprender a manejar tiempos, organizarte con una agenda o calendario para prevenir cualquier tipo de emergencia que pueda llegar en momentos menos deseados.
No entres en pánico, trabajar bajo presión es una cualidad que puedes ir mejorando con el tiempo, todos los errores que vayas cometiendo te enseñan a tener un mejor control de ti mismo.
No le tengas miedo a equivocarte, este es el mejor método para identificar dónde o qué se debe mejorar. La sensación de fracaso va a estar más que presente en tus días, pero no te dejes vencer. Ten presente los beneficios que vas a tener en mediano o largo plazo, recuerda que el esfuerzo lleva su recompensa, aunque no sea inmediato.